A propósito de la fecha 14 de febrero, quiero compartirles un tema relativo al amor. Iniciaré diciéndoles que, cuando hablamos del amor, tenemos que hablar primeramente de Dios, porque El es amor. Dice la escritura que quien permanece en el amor, permanece en Dios
y Dios en El.
El amor de Dios hacia nosotros es un amor incondicional, el cual traspasa todos los límites humanos, pues es puro, perfecto y permanece para siempre, lo merezcamos o no. Ver 1ra.
de Corintios 13, el cual define al amor, como el vínculo perfecto. El verdadero amor, es sincero, no es envidioso, no se goza de la injusticia, sino de la verdad.
Dios en su palabra nos pide que, nos amemos los unos a los otros, como El nos ha amado. El amor de hermanos, que viene de Cristo, es la única fuerza capaz, que puede transformar el mundo, para bien, sin embargo el amor que manifiesta el ser humano, hacia los demás, es un amor condicional, que se basa en sentimientos y emociones, los cuales pueden cambiar de un momento a otro.
Decir te amo a alguien, es una de las afirmaciones más valiosas y gratificantes que pueda existir, pues a quien se le dice, le genera bienestar, lo cual le eleva la autoestima y a la vez
le ayuda a sentirse, amado, apreciado y valorado.
Finalmente, mucho podremos hablar del amor, pero no hay mayor expresión o demostración de amor, como la que tuvo nuestro padre, al enviarnos a Jesús, para que aprendieramos a amarnos y a perdonarnos, quien vino a la tierra a manera de hombre y aunque siendo todopoderoso, decidió hacerse pecado, para de esa forma, morir a manera de malhechor, cargando una pesada cruz y sufriendo todo tipo de humillaciones inmerecidas, demos honor y gloria a El.
BENDICIONES, hasta la próxima
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