CON TODO Y TODO ME ALEGRARE, PORQUE DIOS ES BUENO
Este es
un día ideal para que estemos con la mejor de las actitudes, agarrados y
confiados de las manos del Señor, porque El es fiel y para siempre es su misericordia.
Iniciaremos en este
hermoso día, con lo expresado en Habacuc
3, del 17 al 18, que dice así:
Aunque la higuera no florezca, ni
en las vides haya frutos, aunque falte el producto del olivo y los labrados no
den mantenimiento y las ovejas sean quitadas de las majadas y no haya vacas en
los corrales, con todo yo me alegrare en Jehová
y me gozare en el Dios de mi salvación y esto es así, porque, como
creyentes de la palabra, tenemos que
entender que siempre a lo largo de la vida atravesaremos situaciones; ya que las
mismas les suceden a todos los seres humanos, a los blancos, negros, pobres,
ricos, creyentes y no creyentes, pues hasta nos lo dijo Jesús, que en este mundo
siempre habrá aflicción, pero que no temiéramos que El había vencido al mundo,
ver Juan
16:33, que así lo expresa.
Dios siempre está
trabajando en nosotros, aunque por el
momento no veamos nada a nuestro favor; es por ese motivo que nada debe
detenernos, ni desanimar, aunque de veras que reconocemos que existen momentos
en que nos sentimos bien mal, ya que estamos en esta carne, pero la buena noticia
de todo esto es que cuando estamos así, Dios está bien cerca de nosotros,
para que si se nos cerrare una puerta, abrirnos
otras tantas más grandes; solo que existe una condición para lograrlo y es que tenemos que tener fe, porque sin fe, es
imposible agradarlo, ver Hebreos 11:6,
que dice así: Pero
sin fe es imposible agradar a Dios, porque es necesario que el que se acerca a
Dios crea que le hay y que es galardonador de los que le buscan.
Veamos ahora una expresión tomada de la página del Ministerio
Cristiano Nueva Generación para Dios,
el cual dice así: Dios es experto en
transformar lágrimas en sonrisas, problemas en bendiciones y crisis en milagros. Esta es una gran verdad, porque su trabajo es
obrar en lo difícil e imposible.
Finalmente, El amor de
Dios por nosotros es más grande de lo que pensamos o creemos y excede a todo
conocimiento, ver Efesios 3,19, que así
lo avala; ya que El Señor nos da más de
lo que le pedimos o merecemos y lo hace porque es bueno, agradable y perfecto y nadie es como
El.
BENDICIONES, hasta
la próxima
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